miércoles, 20 de abril de 2011
Señorita, ¿me concede esta pieza? ¿bailaría conmigo en el "dark side of the moon"?
La melodía sonaba, tambaleaba taciturna. Ella y yo nos balanceábamos juntos, llevando el ritmo de la Luna, suave, sereno... Nos hundíamos en en el lado oscuro de la luna, sin mas testigos que las estrellas con su luz, vacilante... Me atrapaba y me envolvía con su magia. Creía en ella, y aún lo hago. Ella era magia, era irreal, pero aún así, era lo más sincero que existía... Sentía la flama de su piel que rozaba levemente mi epidermis... Sentía que me ahogaba en el mar de sus ojos; que volaba como un pez, un pez que aprendía a volar, sin más maestro que el ciego mago viejo, tan viejo como el hombre, ese que llamaban amor... Me deslizaba suavemente entre el cielo de su cabello, se me entrecortaba el aire, suspiraba y colores brotaban de mí... Las nubes tomaban formas, los árboles eran confidentes de todo aquello... Yo sólo podía ronronearle un poco, mientras ella me enseñaba que la magia existe. Ese, justo ese día, empecé a creer en la magia.