lunes, 21 de noviembre de 2011

Have you ever seen the rain?

El cielo, desgarrado, se incinera en líquido; se deshace de cada nube, se tornan en estelas que pasan veloces entre mis ojos y la lámpara de la calle; se hace gotas y se resbala en la falda de mi paraguas. Las calles solitarias parecen consumirse, se deforman en riachuelos que arrastran consigo el mugre y la peste de la ciudad.
Con cada paso que doy, veo mis zapatos que se involucran en el recorrido del agua sobre el asfalto. Cada gota que cae se hace única en su espacio, en su instante. Caen, todas caen sin juzgar ni reparar en dónde o sobre quién. Yo, viendo este espectáculo, me pregunto qué mensaje traerán, qué augurio, qué presagio hay en ellas. Pienso que este suave rocío que me humedece el rostro será el mismo que humedezca el rostro de algún desconocido por última vez, al menos en esta vida. Tal vez nunca sepa el nombre de aquel desconocido; tal vez mañana esté impreso en el periódico. Puede que ese nombre impreso allí, en letras grandes y rojas, sea el mío. Quizá ese mensaje, encriptado en las suaves gotas, sea para mí.
Quizá mi hora llegue en el pórtico de mi casa. Quizá me espere, entre la tibia oscuridad de mi sala, la muerte, con sus grandes ojos. Sé que alguna noche o algún día —quizás éste— verá directo a mis ojos, mientras repta cada centímetro, cada segundo que nos separa, hasta alcanzarme y hacerme un nudo en el cuello con su hoz. Entonces ya no podré ver las calles, ni la lluvia en la lámpara. Ya mis ojos no verán ni el espacio, ni el tiempo; ya no podré imaginar que puedo descifrar los mensajes en la lluvia. Ya no seré. No más.

sábado, 1 de octubre de 2011

1


¡Quiero perderme entre una oscuridad tan densa que me ciegue, mientras me hundo en lo más profundo de su carne, sin ningún pudor, sin más guía que mi tacto, sin más luz que la de sus ojos, como dos estrellas perdidas en medio de la nada! ¡Quiero bañarme en su esencia, en su humedad, en su lubricidad, ahogarme lentamente ahí, entre sus caderas, entre sus labios y su lengua!

miércoles, 17 de agosto de 2011

Instrucciones para atar unas agujetas


Me tomo el atrevimiento de "complementar" un poco el Manual de Instrucciones de Julio Cortázar:

Como primera medida se hace un ademán, un saludo cordial bajando el tronco al nivel de las rodillas y luego se le pide a la agujeta que si le concede la pieza. Si acepta, se le toma con cuidado por la cintura, despacio, sin apretar muy fuerte pero dejando que sienta algo de firmeza. Cuando se sienta un pequeño tironcito en la coyuntura del hueso, será la señal para comenzar, pasando de un lado al otro, de adentro hacia afuera, cruzando a la agujeta completamente por el ojal, sólo tomando un poco de aire para agarrarla desde el otro lado (se debe tener en cuenta que si la agujeta esta despeinada, hay que tomarla con paciencia y peinarla un poco para que pueda pasar).
Se repite el paso a lo largo de la pieza, siempre teniendo en cuenta la simetría, que no vaya uno a ser injusto y dejar más largo un lado. Cuando se logra enhebrar completamente, desde abajo hasta arriba, se toman ambas puntas y se les da una vuelta, una pirueta en el aire y luego se le abraza, se le envuelve lentamente con sus puntas, como para que no se sienta sola. Así, envuelta entre los pasos, los ojales y sus puntas, quedan atadas las agujetas.

viernes, 8 de julio de 2011

Un poema absurdo

"Lo que llamamos absurdo es nuestra ignorancia." - Cortázar

No hay nada más absurdo
que quererlo todo en un universo
donde la nada llena un vacío eterno
que separa al mundo de soles adversos.

El todo es absurdo
porque él no incluye
al vacío profundo,
donde todo fluye.

No menos absurdo
es pensarse poeta,
narrador del mundo
o inventor de letras.

Y pretender que un día,
con sorprendente absurdo,
no malinterpreten aquel mundo,
creado con palabras corrompidas
por la influencia absurda
de una generación perdida.

Yo por eso escribo
un poema absurdo
deseando nada,
deseando un todo
sin materia dibujada.

Yo ahí he puesto una absurda esperanza;
en el mismo lugar donde el universo acaba,
donde un inconsciente dios esboza mundos de la nada.

domingo, 29 de mayo de 2011

Destierro

Hunde tu puñal en mi pecho.
Hazlo con fuerza, sin piedad.
Quiero saber si soy inmortal,
o si acaso haré de la muerte mi lecho.

Que la asfixiante verdad fluya.
Atragantada por tu lengua, ya no huyas
del eterno instante de agonía;
sin vivir y sin morir en un interminable día.

Hastiado de tu presencia,
maldigo el acto de amarte
a ti, cordura y demencia;
orgasmo misantrópico e inexorable.

No sé si pueda sentir.
Ábreme el pecho, hurga en la herida
y si en mí encuentras esperanzas con vida
destrúyelas, no las dejes ahí.

Agriétame las venas, musa desterrada.
Morir es más ameno
con mi sangre que derramas
o en mi saliva es tu veneno.

viernes, 29 de abril de 2011

Noche

Atragántame. Lléname de ti.
En tu esencia me he de ahogar.
Húndeme. A tu oscuridad quiero aludir.
Llegar a un sueño eterno donde la luz no tenga lugar.

¡Oh, Dama Noche! ¡Hazte diosa, hazte eterna!
¡Deja que mi insomnio se indefina!
¡Y que esta forma onírica
 nos dure eternos lapsos¡

Quiero beber siempre en tus labios
ese dulce y mortal beso.
¡En mi lengua derrama tu peso!

¡Extingue el alba para siempre!
¡Da final, muerte al ocaso!
!Arrópame con el negro fuego ardiente
que sólo hallo entre tus brazos¡

No dudes pues, lúgubre amor,
que yo en ti quiero perderme
y volver cierto aquél rumor:

Tu luz sabrá enloquecerme,
más ya no importa el dolor;
pues en ti, ¡oh noche!, he de rehacerme.

miércoles, 20 de abril de 2011

Un Vodka, Un Romance y Un Corazón Roto.

Me disponía a caminar sin rumbo, mientras caía la lluvia y me empapaba, empapaba las calles y llenaba de pequeñas gotas rebeldes que se abstenían de resbalar por el cristal de mis gafas, cuando de repente algo se atravesó entre mis pensamientos perdidos y mis visiones desahuciadas de la vida: unos ojos claros, dulces y llenos de un no sé qué que me atrapó, que me miraban a través de el vidrio mojado de la ventana de un autobús. De repente volví en mí y detallé aquel rostro angelical mientras se alejaba. Desde aquel día, mi obsesión fue creciendo, quería volver a cruzarme con aquellos ojos, aquel rostro que daba vueltas en mi cabeza, y gritaba en el silencio de mis noches, en medio de mis sueños.

Fue pasando el tiempo, casi un mes, hasta que un día, mientras corría contra el tiempo para no llegar tarde a clase, la vi allí, sentada como si nada le importara, como si el nihilismo se hubiera apoderado de su ser, tan magnifica, tan bella, tal y como la recordaba… Me quedé apreciándola unos instantes y fue entonces cuando noté que me miraba con extrañeza, baje la mirada y seguí mi camino. Cuando llegué a clase note que el profesor ya había empezado, busqué una silla y tomé asiento mientras presentaba disculpas por mi retraso, saqué mi cuaderno y me dispuse a prestar atención. Pero no podía concentrarme en las palabras del profesor, solo pensaba en ella, me preguntaba qué hacia allí sentada, me preguntaba cuales serian sus pasatiempos, me imaginaba tomando su mano, mientras mirábamos las nubes tirados en un prado, dándole forma, antropomorfizando las nubes, esculpiendo nuevos seres. Hasta que algo irrumpió fuertemente en mi sueño: - Hey!, ¿Qué te pasa? Es tu turno de salir al frente! Resuelve el problema que hay en el tablero… 

Después de salir de clase tomé el rumbo habitual para llegar a casa, mientras me envolvía en mis pensamientos… vi un cúmulo de nubes que se acercaban y decidí abordar el autobús. Me detuve en el paradero, mientras esperaba que pasara la ruta indicada para llegar a casa. De repente, sentí un leve susurro en mi oreja. –Hola Trip!. Volteé a mirar y era mi amiga Lucy que también esperaba el autobús. Conversamos mientras llegó mi ruta, entonces abordé el autobús, que iba con sobrecupo, como era normal a esa hora del día pues todas las personas salían de clase y se dirigían a sus hogares. Pagué y me agarré de la baranda… Empecé a mirar rostros para ver si alguien conocido iba en el mismo vehículo, entonces la vi en el sillón del fondo, sentada a la izquierda, junto a la ventana, mirando hacia afuera, tal vez cautivando más personas, como lo hizo conmigo, tal vez sólo disfrutaba del viento acariciando su rostro casi perfecto, tal vez hallaba gusto en dejar que el viento arruine su peinado, yo igual disfrutaba viendo tal acto, era como ver el alma del universo jugando con el viento, desnuda, tan pura, tan libre. Noté que el bus se acercaba a mis destino, entonces procedí a bajarme y, mientras lo hacia, volteó, se quedó mirándome, yo sonreí y ella dejo escapar también una sonrisa de ese oasis de deseos que su boca era para mí.

Llegó en viernes y se hizo de noche, era hora de salir con mis amigos a buscar algo para hacer. Entonces, llegamos al bar en que habitualmente nos sentábamos a tomarnos unas cervezas y a hablar bazofias. Aquella noche había una fiesta en el sitio, y había una multitud de personas que nunca había visto allí, tocaba una banda con aires de rock alternativo, un poco viejo, un poco Beatles, y el barman preparaba cocteles para la multitud. Me senté en la barra, pedí una cerveza, y mientras se consumía a si misma la botella, sonaba en el fondo la voz del vocalista, intentando sonar como Roy Orbison mientras cantaba “Oh, mujer bella”, y mientras las personas coreaban juntos “GRRRRRR”. Terminé mi cerveza antes de que se evaporara, salí un momento a tomar aire y a conseguir un cigarrillo, caminé un poco y me encontré con Lucy, que estaba acompañada por su novio, los salude, intercambié cortesías y mientras lo hacia, la vi, entraba al bar de donde acababa de salir, me despedí de Lucy y fui tras ella. Cuando entré el grupo tocaba una de mis canciones favoritas, y que en esos momentos me quedaba bastante bien, tocaban “El viernes me enamoro” de la cura. Entonces, mientras sonaba la canción la vi a ella pidiendo un Cuba Libre en la barra, me acerqué me senté al lado y pedí un vodka para mí, entonces ella notó mi presencia, y yo, con temblor en mis rodillas me dispuse a hablarle. –Hola - le dije. Se quedó mirándome un momento y me respondió el saludo. Empezó a sonar una de mis favoritas, un rocanrol muy bailable y entonces le pregunte si bailaba conmigo y accedió. Salimos a la pista y yo me perdía entre su cabello y su olor… que era como un olor a durazno, con un poco de vodka, era como LSD puro, como la noche, y sentirla cerca… se sentía… indescriptiblemente bien. Retumbaba en mi cabeza la letra de la canción que sonaba, solo pensaba “Hola, te amo, me dirías tu nombre?” bajo esta presión, tenia que hacerlo y entonces le dije -¿Cómo te llamas?. – Mi nombre es Sophie, respondió - ¿y el tuyo?. – Trip. Entonces fuimos interrumpidos por un tipo que nunca había visto antes, y al cual ella saludó con un beso mientras se despedía de mí. Entendí lo que aquello quería decir, me quedé atónito y taciturno por un instante, luego reaccioné y salí de aquel lugar…

Aff… esboce una bocanada de aire en la que salían sin ser pronunciadas palabras para decirle de mil formas te amo… de nuevo estaba yo… hay en aquella barra recargada de melancolías y degollamientos de amores, con un vodka en la mano queriendo ser consumido por mis venas… y ahora que Trip? Me pregunte… mientras unas estridentes notas tocadas de mala gana atravesaban mi subconsciente… no tuve respuesta… solo quería hacerlo … lo que gritara mi mente lo haría… de un trago me tome el vodka que bajo como llamas endemoniadas a propulsión de ideas dementes sin precedentes, baje la mirada y a través del cabello que me cubría el rostro la vi… ella bailando al ritmo de red house con ese tipo… aquel que se robaba las caricias, miradas y besos que yo debería de estar recibiendo… ella con sus caderas… sus manos despeinando esas hondas de cabellos que por muy desaliñadas que fueran en ella se veían perfectas… ella con sus labios de frambuesa… esa incandescente mirada… ella era casi un milagro, y tenía que ser mía. 

Lleno de ganas por tener en mis manos, junto a mi pecho a Sophie, sali a buscar a el viejo dave un caballero ilustre de mi infancia amigo incondicional y torpe a morir, hey dave; lo salude, tenemos algo que hacer, y una expresión de placer se dibujo en mi rostro inconteniblemente… le conté mi propósito… hacer mia a Sophie… el salió de el barrio a buscar a una de esas nenas que te hacen caer en el pecado sin dudarlo… una de esas que durante dos horas te dice que es toda tuya y luego se desvanece de tu vida con una sonrisa malvada y tu dinero entre los senos… una de esas que te hacen ver el lado irracional de el amor … una de esas que te miente para hacerte ignorar el mundo. 

Pasaron varios largos, casi eternos minutos en los que recibía sin conciencia cuan sustancia pasaran por mi boca… estaba ansioso esperaba casi con morbo la hora de hacer caer al adversario… Salí un momento a fumar un cigarro… a absorber la muerte tan graciosa y sensual, gris, transparentosa danzando alrededor de mi cabeza y entonces a lo lejos los vi… el viejo dave y la peligrosa Sara o sarangana debería decirle… sin mencionarle el propósito le mostré a su presa… aquel que se robaba a mi doncella. 

Me senté en una mesa ubicada en la esquina de el bar alejado de todos asechando como un felino… mirando cómo se desarrollaba la escena… ese tipo siendo seducido por Sara… mientras Sophie era ignorada, me excitaba la idea de hacer quedar a el tipo como un cerdo… mientras esperaba, llego un amigo a hablar de algo que no comprendí muy bien algo con su problema de confundir la realidad con sus viajes de acido… no quería prestarle atención, no podía, no debía, estaba esperando mi victoria, pero los perdí de vista… fock! La media botella de tequila que había en mi mesa se resumió a vidrio en menos de un minuto, estaba paranoico… donde esta? Donde esta ella? a este punto de la noche … después de unas cuantas botellas y uno que otro amiguillo alucinógeno, al ponerme de pie todo el recinto se convirtió en algo gracioso, casi sírquense, la vida a mi alrededor se desarrollaba sin importancia… un total egoísmo a mi alrededor un lugar lleno de pobres buscadores de sensaciones empedernidos de ególatras descarados y simpáticos como yo. 

Me precipite a intentar sacar algo de la toxicidad del licor y me dirigí al wc había una fila de gente con expresiones contraídas… detrás de cada rostro en cada mirada podía percibir lo subreal de sus pensamientos… el tiempo pasaba lento espeso era desesperante necesitaba rápido encontrarla… que hacia hay?! Hey trip pierdes el tiempo. Búscala, bésala, sedúcela , amala… pero mi cuerpo no ayudaba… simplemente estaba adormecido… sedado y tenia que hacer algo… entonces con la torpeza de mi cuerpo me hice camino entre la fila de gente para caer de cara contra la puerta de el wc … y encontrar… dos cuerpos tocándose fervorosamente uno hambriento de el otro… el la oscuridad…mientras sonaba –this is the end my only friend the end- con un débil reflejo de la luna que entraba por la ventana vi aquella boca de frambuesa entre los labios de sara… las dos … llenas de labial rojo… y sus manos llenas de placer y olor a sexo. Me quedé mirandolas fijamente mientras se enteraban de mi presencia… De repente, siento atrás mio un disparo… un poco de humo entra en mi nariz… Sara cae al suelo y yo reacciono de inmediato, me doy vuelta y veo al novio de Sophie respirando rencor con el arma en la mano, Se la arrebato de un golpe, y de inmediato llega la seguridad del lugar y se lo llevan… a los 3 minutos llega la policia… yo miro a sophie que tiembla aterrada y le digo. - Tranquila muñeca, todo bien. La besé, abordamos un taxi y huimos juntos.

Sueño de atardecer

Ese algo, ese no sé qué.
Siempre me lleva a la destrucción
cuando parece lo que soñé,
cuando reanima la intención.
Pero reacciona contra mi fe
y me suprime el corazón.

Zahiriendo mi áspero orgullo,
con misiles, la soledad.
Vidrios molidos los que me engullo
cuando me trago la verdad.

Bajan cortando mi garganta,
mientras los paso con sangre y ron.
Visiones claras las que me espantan
al ver la historia en el callejón,
junto a mi sombra, que no se aguanta
robar mi luz, apagar el sol.

Oh cruel pájaro silencioso,
picas mi alma muerta y sin fe.
Mientras mi aliento final esbozo
viendo mis sueños languidecer.
Aflojo un sonido seco y rasposo,
Mi última risa no es de placer.

Aquel amanacer

Aquel viento que trae tu recuerdo,
que me sabe a brisa de mañana,
me llena el pecho con tu aliento
mientras amanece en mi ventana.

Aquella mañana que no trae tu ser,
me recuerda ritos inexplorados
que sólo tu y yo hemos de conocer,
cuál par de caníbales aforados.

Aquella luz que trae tu imagen,
cuando sólo quedaba tu silueta,
dibujándose con frío desdén
sobre mi alma descubierta.

Aquel camino que ya no te trae
para derramar placer sobre la tarde
como pétalos, como nubes, como lluvia,
como fuego que quema con ardiente lujuria.

Lágrimas bajo la lluvia

Fallecía la tarde.
Sollozantes, las nubes
apreciaban el arte
de las pasiones que suben.

El viento fue cómplice,
junto con el frío,
de crear los matices
para un amorío.

La banca del parque,
las hojas del árbol
y el césped andante
sirvieron de algo
para que aquel instante
durara a lo largo
del brillo abundante
de un astro lejano.

Sellado aquel pacto,
sintieron sus labios.
Su piel y su boca
en pleno contacto.
Ni la brisa en su ropa
ahogaba aquel acto;
Ni el llanto de nube
lo hacían opaco.

Instante

Cuando sentí el leve roce de sus labios posándose en los míos, mi corazón se hundió en una melodiosa y alegre palpitación; mi cuerpo acompañaba el ritmo con un leve tiritar; mi piel se erizó y mis vellos aplaudían de pie aquel magnifico recital, la ópera prima de algún ángel anónimo queriendo convertirse en leyenda…
Sus ojos centellaban, como poseídos por un par de estrellas prófugas de la noche. Mi boca olvidó conjugar, no sabía cómo expresar cuán mágico era aquel instante, aquel fragmento de tiempo transcurrido en algún lugar olvidado, en el centro del Universo, en medio de todo, sin percibir nada más que nuestras propias esencias. Sellamos el pacto entre la tierra y el viento, la luz y la sombra, creamos el inicio de una nueva historia…

Señorita, ¿me concede esta pieza? ¿bailaría conmigo en el "dark side of the moon"?

La melodía sonaba, tambaleaba taciturna. Ella y yo nos balanceábamos juntos, llevando el ritmo de la Luna, suave, sereno... Nos hundíamos en en el lado oscuro de la luna, sin mas testigos que las estrellas con su luz, vacilante... Me atrapaba y me envolvía con su magia. Creía en ella, y aún lo hago. Ella era magia, era irreal, pero aún así, era lo más sincero que existía... Sentía la flama de su piel que rozaba levemente mi epidermis... Sentía que me ahogaba en el mar de sus ojos; que volaba como un pez, un pez que aprendía a volar, sin más maestro que el ciego mago viejo, tan viejo como el hombre, ese que llamaban amor... Me deslizaba suavemente entre el cielo de su cabello, se me entrecortaba el aire, suspiraba y colores brotaban de mí... Las nubes tomaban formas, los árboles eran confidentes de todo aquello... Yo sólo podía ronronearle un poco, mientras ella me enseñaba que la magia existe. Ese, justo ese día, empecé a creer en la magia.

viernes, 18 de marzo de 2011

Has de ser

Has de ser mi perdición,
tú, hija del caos,
matriz de la destrucción.
Has de ser mi redención,
tú, todos mis pecados,
cura de mi putrefacción.

Tú, ser parido en el dolor,
en las entrañas de mi miseria,
has de acabar con mi inacción,
ave que pica la materia
que corroe mi alma etérea
y deshilacha mi razón.

Has de ser mi universo,
mi luna eclipsante,
mi desgarrado verso
y mi colérica amante.

Has de ser mi otro yo,
mi alma enferma,
mi conciencia agónica.
Y en cada resurrección
vendrás a mi como la muerte:
Me destruirás y reharás,
me cegarás y parirás.
Y, pues, si tengo suerte,
despertaré del profundo
sueño inerte
en el nuevo mundo
que se crea al verte.

jueves, 17 de marzo de 2011

Hoja seca

¡Cuán leve es la vida!
Es tan fugaz, tan efímera
como un suspiro, suave;
como una hoja que cae,
que se balancea con delicadeza
en el leve roce de la brisa
mientras se aleja cada vez más
de aquel árbol casi inmortal,
sabiendo que ya nunca volverá.
Y tú de repente eres aquella hoja
y te balanceas en la marea de la vida,
yendo para allá y para acá.
¡Ah!, melancólica y solitaria hoja...
vas triste y perdida entre la bruma
sabiendo que ya nunca volverás
a la seguridad de aquel árbol
al que llamabas hogar...
Y te pierdes en el tiempo,
fuiste guiada por el viento.
De repente estás marchita,
y por más que llores ya no serás la misma.
Te encuentras en un lugar desconocido,
y recuerdas aquel árbol y piensas,
piensas lo feliz que eras,
y lo mucho que reías,
lo poco que llorabas...
Recuerdas aquel árbol que te protegía,
donde no te preocupabas...
Ah, hoja aventurera...
¿Por qué te marchaste?
Ahora ya te perdiste en la pradera
Y en el tiempo, y en la edad,
te marchitaste...
Ahora sólo queda la esperanza,
como fiel y única compañera,
de que aquel vals del viento, aquella danza
termine pronto con lo que te desespera:
El cruento sol ha acaba con tu alma,
agrietada y dolorida, hoja seca.
Ya has de volver a la ceniza,
al polvo que se va con la briza,
que se pierde en la bruma,
—con el oleaje de la luna—
que termina en las raíces de aquel árbol,
aferrado a cada fibra, a cada pieza
que compone su ramaje y su corteza.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Réquiem

Tu cuerpo caliente, el leve roce de mi piel con la tuya, tibia. El vaivén de los segundos  al ritmo de mi corazón marchando fuerte. La sangre fluyendo con velocidad, fluidos entremezclados volando por el aire, llenando la habitación. Tu olor y el mio creando el ambiente, la melodía perfecta, un  réquiem para el amor. Lentamente nos fundimos juntos; fuimos uno, aún con tu frialdad y tu indiferencia, aún con tu mirada turbia y perdida en la nada.
El éxtasis llegaba a mi, mientras el frío lentamente te invadía. Faltaba poco, sentía fluir con placidez algo de mi alma que quería escapar fuera de mí; quería entrar en ti, regalarte un poco de mi ser justo antes de partir. No me contuve, un poco de mi alma entró en tu ser, un poco de mi magma ardió en ti. Miré el reloj, las diez de la noche. Oí en la calle una sirena. Ya era hora de decir adiós. Aprecié por última vez tu cuerpo extendido entre las sábanas llenas de ti, de ese rojo fuego, como si aún siguiera encendido. ¡Oh, pequeño cadáver durmiente! quisiera estuvieras despierto disfrutando de nuestro encuentro. Pero ya no, nunca más.
Con delicadeza tomé tu cuerpo, lo enrollé entre las mismas sábanas donde nos dijimos adiós a nuestro modo. Alcé tu cadáver aún sangrante por la herida en el cuello y me marché entre la noche y el silencio. Y con ése réquiem cantado entre sudores por mi cuerpo, te di la despedida, amor mio. Adiós.

martes, 1 de febrero de 2011

A manera de gato

A manera de gato, quisiera ronronearte lo que me gusta de ti; quisiera descansar en tu regazo y dejar que acaricies mi lomo con tus tersas y delicadas manos; quisiera arañarte un poco, sólo para saber que eres real y sentir con mis propias manos tu suave piel; quisiera juguetear, perseguirte, acecharte en la oscuridad y luego atraparte; quisiera dormirme en tu almohada y dejarla impregnada con un poco de mí, de mi pelaje; quisiera que, en las noches, me adormecieras entre tus brazos y que ronroneásemos juntos mientras soñamos; quisiera  que, a manera de gato, nos lamiésemos, nos acicalásemos mutuamente, que nos besásemos y nos amásemos, a manera de gato.

domingo, 30 de enero de 2011

Ella

Estaba allí, sentada en medio del atardecer, leyendo aquel libro mágico que lleva nombre de juego, hurgando en él con sus afables ojos negros; pasando cada página con delicadeza, con sus suaves manos. Un árbol intervenía en la visión, dejando caer una hoja que suavemente se balanceaba cruzando en frente, deslizándose en el oleaje del viento, dándole matices agógicos, contrastando con el tranquilo caer del día y su tersa piel de ángel.

Un cronopio, para mi cronopia.

Quisiera decir cuán clara aparece
y que en la poesía de sus besos
se hunde mi recuerdo. Se ahoga
extasiado de tanta delicia, mientras
mi tacto se pierde en el mar de su
cabello; un leve hormigueo me recorre,
debajo de la piel. Mi mente se nubla
y creo aventurarme en su ser;
creo estar andentro de sus ojos,
creo ver el Universo como ella lo ve,
creo ver su Universo, su alma.

sábado, 29 de enero de 2011

El reflejo


Me encontré allí, parado en medio de un silencio frío y oscuro. Se veía sólo una tenue silueta esbozarse en medio de la nada. Me acerqué y creí reconocer en la silueta una forma humana. El brillo de lo que parecían unos ojos se reflejaba impávido contra mi; la luz sujetaba levemente su perfil en medio de la penumbra.
Percibí algo familiar en aquella silueta, mientras su mirada fuerte parecía indagarme, como yo a él. Me acerqué un poco más, y el hizo igual, casi como
coordinados.Llevaba lo que parecía un sombrero, tal vez un Fedora, como el mío. Sus ojos seguían mis pasos mientras me acercaba, destellantes, impacientes.

Sátira

Será la sombra de mi alma,
o será el alma de mi sombra,
aquél lucero que calma
cuando brilla en la penumbra.

Será el reflejo de la muerte,
o será la muerte del reflejo,
lo que pasa por mi mente
y se dibuja en el espejo.

A la muerte voraz

(Para Z.K.)


Sentado te espero,
pues sé que hoy vendrás.
Ya dejé en el nochero
la pistola, el cuchillo y el veneno,
así no fallarás.

Escucho tus pasos
muy suaves en la penumbra.
En segundos escasos
Estaré tirado en la alfombra.

- "No seas tímida,
sé que estás ahí.
Detrás de la puerta
te veo sonreír.